Pesadilla en la cocina
Hoy vamos a dedicar una entrada especial a un estreno televisivo. No es que nos vayamos a dedicar “a estas alturas” a la crítica de TV, sino que se trata de un programa relacionado con la cocina, en este caso, profesional. El programa en cuestión es: Pesadilla en la Cocina.
Aunque el estreno ha sido hoy, hemos de decir que ya éramos Fans del programa, concretamente del Kitchen Nightmares conducido por el chef británico Gordon Ramsay. En él, Ramsay recorre los EEUU (Reino Unido en sus primeras temporadas) ayudando a restaurantes variopintos a salir a flote tras una temporada de evidente decadencia, tanto en lo culinario como en lo financiero. A veces con sus consejos y la mayor parte del tiempo con alguna que otra bronca (la chicha del programa).
Made in Spain
La que se ha estrenado hoy es la versión española, de la que se llevaban oyendo “rumores” un tiempo y de la que estábamos deseando tener noticias concretas. Recientemente, se dio a conocer que el elegido para llevar a cabo este proyecto era Alberto Chicote, premio Mejor Cocinero del Año en 2005 y 2006 y reconocido por la fusión e innovación de su cocina.
También, se empezaron a emitir los primeros cortes, en los que se ve a Chicote lidiando con propietarios, chefs y resto de personal en situaciones que van desde lo absurdo a lo desagradable. Claro que no nos pilla desprevenidos, después de haber visto muchos programas del chef Ramsay. Además, esto nos llevaba irremediablemente a la comparación entre ambos chefs, si bien Alberto advertía que: “Nunca he pretendido imitar a Ramsay ni sus formas, con las mías voy servidito”.
Lo que sí ha llamado la atención desde el minuto 1 son las chaquetillas que se enfunda el Chef español. Cabe pensar que es una acción de Marketing del programa para promoción de Agatha Ruiz de la Prada, pero tienen su historia y es un elemento personal de Chicote desde hace unos 6 años.
Preparados para la ocasión
Pues bien, a las 22:25 ya estábamos frente a la TV, acompañados por unas Mini-pizzas express (receta próximamente) que preparamos para la ocasión. Terminó la expectación y Chicote se enfrentaba a su primer paciente: “La Tana”, un restaurante de ambiente rockero cuyos propietarios, Alfredo y Fátima, son aún más rockeros en cuanto a carácter.
Y si este era el primer episodio… ¿Qué más nos puede deparar el resto de la temporada?
Ha sido un programa intenso, sin un respiro. Los problemas de “La Tana” no sólo estaban en la comida, también había suciedad en la cocina, nula organización y, sobre todo, un gran puñado de riñas internas que dificultaban el trabajo de los dueños y la cocinera.
La constante tensión, que se transmitía incluso hasta el sofá de casa, hacía que no se pudiera ni parpadear. Si a ello le añadimos las verdades como puñales de Alberto Chicote y el carácter combativo de Alfredo, la tensión se multiplicaba.
Y, como en la versión americana, siempre hay alguien que abandona el barco, hasta que el chef lo reconduce. En este caso Alberto ha dejado de lado su aspecto más fiero, para enfundarse un talante que ha conseguido abrir los ojos tanto a Alfredo, como al resto del equipo.
El cambio
Como toque característico de Kitchen Nightmares, la carta ha sido remodelada y también el aspecto del local. El cambio en la carta era evidente, ya que ambicionaban tener una serie de platos pseudo-modernos de los cuales faltaban la mayoría y para aquellos que sí tenían no conseguían la calidad prometida. ¿La solución? Buscar el elemento diferencial acorde con la personalidad del local: en este caso, “la mejor hamburguesa de la zona sur de Madrid”, con su salsa barbacoa personalizada.
Así, con nuevas energías, aspecto y una carta más simple y de mayor calidad, Chicote ha encauzado a este restaurante que parecía imposible de manejar. Y con esta tensión incesante ha comenzado la temporada de un programa que promete, visto su primer capítulo.
"Nuestro" Pesadilla en la Cocina
Sobre las comparaciones con el original hay que decir que eran inevitables. El formato es el mismo y se nota en muchos detalles. Pero Chicote no es Ramsay ni necesita imitarlo, demuestra que tiene estilo propio. Eso sí, quien lo ha escogido, lo ha hecho a conciencia, sabiendo que daría los “palos dialécticos” a todo el que lo necesitara.
Sin duda, “nuestro” Pesadilla en la Cocina nos deja un muy buen sabor de boca y con ganas de que se ruede ya la segunda temporada, porque los ocho programas de la primera se van a hacer muy cortos.
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